Se trata de aquella dificultad en la deglución de alimentos, así como de líquidos e, incluso, saliva. Aunque se observa, principalmente, en personas mayores, puede afectar a cualquier persona independientemente de la edad (Alcalde Muñoz y Rodríguez Rodríguez, 2020, y Jiménez Rojas et al., s.f.)
Encontramos dos tipos principales, aunque, dentro de estas encontramos subcategorías (Íbidem):
- Disfagia orofaríngea: la dificultad se encuentra al poner en marcha el proceso de deglución, estando vinculado a problemas en la cavidad bucal o en la garganta.
- Disfagia esofágica: dificultad en el paso de los alimentos desde el esófago hasta el estómago.
Respecto a sus síntomas, tenemos (Íbidem):
- Sensación de comida atascada en la garganta o en el pecho.
- Dolor en el momento de tragar.
- Tos o atragantamiento mientras come o bebe.
- Regurgitación de estos.
- Pérdida de peso e, incluso, desnutrición.
Respecto a sus causas (Íbidem):
- La disfagia orofaríngea se vincula a anomalías en los músculos o nervios de la boca y del estómago, cuyas causas más frecuentes son:
- Trastornos neurológicos, como un accidente cerebrovascular (ictus), enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
- Lesiones medulares.
- Miastenia gravis.
- Infecciones o tumores en la boca o en la garganta.
- La disfagia esofágica se debe a:
- Estenosis esofágica, siendo el estrechamiento del esófago causado por cicatrices o por una inflamación. Nos encontramos: reflujo gastroesofágico crónico (ERGE), cáncer de esófago y acalasia.
- Espasmos esofágicos, tratándose de contracciones anormales o descoordinadas de los músculos del esófago.
- Divertículos esofágicos, pequeños sacos que pueden aparecer en las paredes del esófago, atrapando los alimentos y dificultando su paso.
- Trastornos autoinmunes, como la esclerodermia.
Con relación a sus tratamientos, estos dependen de cada caso, según causa y gravedad. Los más comunes son (Íbidem):
- En la disfagia orofaríngea:
- Terapia de deglución, el terapéuta, ya sea un fonoaudiólogo o logopeda, intervendrá en el fortalecimiento de los músculos, así como en la enseñanza de técnicas para tragar.
- Cambios en la dieta, tanto en la textura, en el uso de espesantes como en la introducción de alimentos más fáciles de tragar.
- Sondas de alimentación, en los casos más severos.
- Tratamiento en la raíz del problema, si se debe a enfermedades neurológicas.
- En la disfagia esofágica:
- Dilatación esofágica, si se debe a un estrechamiento.
- Medicamentos, como inhibidores de la bomba de protones (IBP), para evitar el reflujo gastroesofágico; bloqueadores de calcio o nitratos, como relajante muscular, y corticoides, para los casos de inflamación.
- Cirugía, como la miotomía de Heller, cortando los músculos del esfínter esofágico; funduplicatura de Nissen, y la resección de tumores.
- Botox, utilizado para la relajación muscular.
- Stents esofágicos, en los casos de cáncer esofágico o estenosis severa, funcionando como apertura en el paso de alimentos.
- Otros tratamientos:
- Masticar más despacio y coger menos comida en cada bocado.
- No irse a dormir después de comer, ya que aumenta el reflujo.
- Elevar la posición de la cabeza al dormir.
- Hidratarse correctamente.
Referencias bibliográficas:
Alcalde Muñoz, S., y Rodríguez Rodríguez, R. (2020). Guía de disfagia. Manejo de la disfagia en AP. BrysemFARMA, S.L. https://semergen.es/files/docs/grupos/digestivo/manejo-disfagia-ap.pdfJiménez Rojas, C.; Corregidor Sánchez, A. I., y Gutiérrez Bezón, C. (s.f.). Capítulo 53. Disfagia. Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) (Ed.), Tratado de geriatría para residentes (pp. 545-553). International Marketing & Communication, S.A.